Hoy no hay actos ni guardapolvos cuadrillé. Los jardines y las escuelas están vacías. La plaza también. No hay vecinos, no hay banderas ni pancartas de las instituciones que tanto hacen por nuestro pueblo. Nos despierta un sentimiento de tristeza no poder encontrarnos para conmemorar esta fecha patria como nos gusta: con bailes, con música, con poesías, con comidas típicas, con mucha alegría, y sobre todo, juntos.
Tucumán, la provincia más pequeña, fue elegida como sede del Congreso. Fueron viajes de semanas y hasta meses. Pero el sacrificio no era en vano; iban hacer algo trascendental por su pueblo: liberarlo por fin de España. Ese día, el 9 de julio de 1816, Francisca Bazán de Laguna abrió las puertas de su casa para acunar la historia de nuestro país.
La independencia por la que tanto lucharon tiene que ver con ellos y con todos nosotros. Porque nos dejaron un legado que debe comprometernos hoy y siempre. Aún estamos en deuda con ellos, con nuestra historia, con nuestro presente y nuestro futuro. En definitiva, estamos en deuda con nosotros mismos.
Hoy es un buen momento para no hacernos los desentendidos ni ajenos a aquel acontecimiento de 1816 que imprimió una huella en el corazón de todos los argentinos. Es hora de poner en valor a esos hombres y mujeres que abrazaron con coraje y valentía la causa de la libertad. Ponerlos en valor es ir más allá de las palabras. Es volver a decir SÍ como lo hicieron ellos en nuestra querida casita de Tucumán:
Sí al respeto y defensa de nuestros derechos como argentinos frente a otras naciones.
Sí al amor a la Patria, demostrado en acciones cotidianas, en el pueblo, en el jardín, en el club, en el trabajo.
Sí a cuidar este lugar tan puro y sano en el que vivimos y vemos a crecer a nuestros niños.
Sí a ser solidarios con los que menos tienen.
Sí al respeto y al diálogo, porque las cosas que nos distinguen no necesariamente deben separarnos.
El 9 de julio de 1816 nos dio la independencia que debemos seguir construyendo y nos dejó una lección que perdura a través del tiempo: cuando trabajamos unidos, cuando dejamos de lado nuestras diferencias, podemos lograr lo que nos proponemos.
En estas circunstancias tan difíciles que estamos viviendo, pudimos llegar a comprender que la independencia y la libertad son los valores más preciados que podemos tener los seres humanos y las naciones. Hoy es nuestro momento de hacer historia.
“LA PATRIA ES EL OTRO”. La Patria son aquellos que se quedan en sus casas y aquellos que salen para que vos puedas quedarte. Es el maestro que enseña con placer y son los niños y jóvenes que no se rinden a pesar de la dificultades. Es el médico y son las enfermeras que cuidan a nuestros abuelos y abuelas. También son los que están en la línea de fuego de la pandemia. Son los bomberos y policías comprometidos más que nunca con la seguridad de cada habitante. Son los chacareros y camioneros que abastecen a nuestro distrito y a cada rincón de la Argentina. Son los comerciantes que trabajan para que no nos falte un plato de comida en la mesa. Son los hombres y mujeres de los comedores y ollas populares. Son las Iglesias que brindan asistencia espiritual y económica a los sectores más postergados. Es el vecino que te hace las compras en el almacén o la farmacia. Son los políticos que dejan de lado sus diferencias para afrontar una situación que nos afecta a todos de la misma manera.
Hoy hacer Patria es cuidarnos para cuidar al otro.